Reflexión, desde mi persona...

A ver si digo esto que quiere salirse hoy de mí, porque así son las reflexiones a veces: vienen en forma de germinación y a eso le siguen las ganas de ser exterior y decirse más "largo y tendido". Aunque va esto, no tan largo y para nada tendido y es que observo que los Humanos tenemos a veces comportamientos que no nos satisfacen, y sin embargo insistimos en ellos...Ejemplo del que quiero partir: la diferencia entre ocupar un lugar, una función...o SER persona. El mismo sitio, el mismo trabajo que ocupo puede ser ocupado de las dos formas. Cuando simplemente somos función, nada de nuestra persona deja huella. Es un espacio susceptible de ser ocupado por cualquiera que conozca el oficio. Y se aprenden gestos, maneras, fórmulas, modos de decir o de hablar o de comportarse, y hasta de hacer chistes. Sin embargo creo que el mundo cambiaría (¡y tan convencida estoy de esto!)si cada uno, en el lugar que sea que ocupe, fuera auténticamente persona, con defectos y virtudes. Aunque esto, claro, implica más conciencia, más sabiduría y por lo tanto, más corazón...¡No es tan fácil andarse cruzando con miradas a través de las cuales se ve la persona! Es más cotidiano cruzarse con "el que atiende el kiosco" o con "el profesor" o con "el señor de la caja" o con "el vecino". Ejercer un rol es fácil, lo que sucede es que genera aburrimiento, abulia, sinsentido y queja... Y no es eso con lo que se construye un mundo más feliz. La riqueza es la persona, con sus aristas, con su mirada, con su nombre, con su Ser, detrás de la función. Y podríamos vernos de otra manera, con lo cual se podría comenzar a pensar también de otra manera. O a aprender a sonreir de corazón al menos, que no es poco.